Nudo

nudo
Fotografía: Obra Baitogogo de Henrique Oliveira

 

La rabia va aproximándose en silencio, sin razón superficial aspirando dudas. La duda tan segura de escupir certezas del posible desenlace que se avecina; se guía por lo que siente la sabiduría. Insuficientes quedan las acciones dadas, pocas veces reciben lo que se merecen. En cierto tema, sucede que poco sucede de manera reiterada, la mirada y voz oculta atormentada por la verdad y lo digital convertido en un arma letal de indiferencia, que siempre alerta con respuestas inexpresivas que disparan frío y van queriendo ocultar la realidad quemante. Prefiero el espacio personal, la respiración, el aroma, el sonido, la música, las pupilas y su manto reflectivo, el abrazo, los labios,  la expresión instantánea, el movimiento instintivo, el tacto, la fenomenología, el error, la equivocación, lo imperfecto, la asimetría misteriosa, el objeto singular, el instinto, el perdón, la deriva, la travesía, el lugar, la complicidad, discrepar y estar de acuerdo, la pausa, la velocidad, el desenlace final, la puñalada en el pecho y no en la espalda.

La esencia confunde y empieza la suposición a invadir los sueños. Contradicción y paciencia intentando persuadir al presentimiento. Se repite puedo sentirlo, vasta con darse cuenta que lo recibido tiende a sumar cero, de todos modos, aclaro que lo dado va en sincronía con el ferviente sentimiento puro altruista. Las intenciones son importantes, es válido el detalle honesto, después las acciones en armonía holística disfrutan: confianza, seguridad, calma y coraje satisfactorio. Lo obligado es pulverizado por lo mutuo «sin-cero».

Solo actúa la «sentiverdad» incandescente de un alma aferrada al amor, el más sincero acto de rebeldía ante la rabia de vacío, falsedad y desesperanza. En este instante decadencia recíproca repetitiva, grito y no hay eco, estoy listo para morir de amor, que ridiculez escribir esa frase, de todos modos, la sinceridad que no sea burla. Siempre es necesario el desenlace que te invite a dejar de creer, que te despierte, destruya y haga concluir en lo que en realidad le dé sentido al trayecto del tiempo personal.

Amor, amar, querer, palabras que evito prostituir por su pureza y seriedad, he ahí lo falto de … he ahí lo honesto, he ahí el verdadero significado cuando las he ¡vociferado! Tal vez siempre estuve equivocado; deseo despertar. He sentido como hay almas a las que se le hace muy fácil fingir, he ahí la náusea; jamás me traicionaría a mí mismo. Mi honor me guía hacer lo correcto, mientras que los procesos y resultados están esperando corto punzantes. No me avergüenzo de nada, miserable quien llegue a avergonzarse de lo honesto, miserable el sentimiento de conciencia intranquila. No es necesario disculparse por amar tanto sin razón alguna. No hay nudo en mi alma, solo hay mucho coraje, furia, rabia y fuego por ¡amar! y ser … para así poder salir del túnel.

Retrospectiva evidente, estoy considerando que el error proviene de mis actos, el acto de lealtad y fidelidad, nadie dice lo contrario; insuficiente verdad, no lo entiendo, es posible que nadie necesite decirlo. La confianza desfigurada ha transformado al presentimiento en una alerta corrompida, muchas veces acertada, pocas veces errónea; quisiera me entendieses ¿Quién pregunta mis sucesos? Cada vez más abstracto el tacto y el pecho extraño que ya no sabe percibir escalofríos, pareciese que se ha solidificado; guarda varias capas de desvelos disecados.

Y tú siempre redundante, desearía escuchar tu versión de certezas estoy seguro que ya he sentido varias, no es por descifrar es por tranquilizar, siempre estoy listo para la verdad, la única excusa que se acepta siempre es la verdad, no la de perspectiva o individualidad, sino la de correcta tranquilidad y coherencia válida de lo que se deba decir sin titubeo alguno; la realidad. Nada se obliga, que la libertad no se encuentre desfigurada, equivocada; hay tres resultados después del fuego.

El coraje en caos se alimenta de la soledad y el silencio acariciando decepción, el tacto en asíntota, «lentas historias para la posteridad del tacto» ¿Quién quiere moverse? Moverse al lugar, al no- lugar o al nuestro lugar imprescindible.

Escribo con necedad melancolía, que solo yo comprendo, gracias por no aburrirte hasta aquí. Lo más seguro es que solo se ignore. ¿Qué se ignora?, es obvio: lo que no importa, ni interesa, he ahí más respuestas acerca de la confianza. El sentimiento verdadero ferviente no se detiene, solo pelea por su lugar; mejoro a tu nombre. Pero lo mutuo desintegra toda duda; basta que nazca lo honesto. No solo escuchar, también ser escuchado. No me RINDO, acepto la esencia. No aprendí a hacer daño, mantengo la conciencia tranquila. No estoy equivocado con lo penúltimo. Espero y nadie dice lo contrario.

La felicidad también la vivo, desearía poder escribirla apología. No hay momento. No deseo sentir que ha sido tarde.

Hace algunos años que venía sintiéndome cansado, pero sin arrepentimiento de lo dado. La antítesis y lo atípico de lo que cada cual quiera ser. Después solo se quema lo evidente y me doy cuenta que siempre se repite la falsedad y lo oculto; quisiera ir al algún lugar lejos. Se me hace difícil exiliar lo simple, lo ambiguo de lo que no perciben simples. Exiliar lo puro, desechar y concluir lo inconcluso; el resultado transparente en calma, es la verdad, fuese cual fuese. ¿Quién lo nota?, solo se siente. Que nunca más se repita, ¡nunca más!

«Esta lógica triste aristotélica»

Daniel Villarreal
10/08/2029