El trazo simple y la silueta en el material relataron en tinta ambigua, verdades permanentes, que en el lienzo de difusa memoria quedaron tatuadas. Quién sabe si permanecen en el inmaterial baúl esas formas fenomenológicas. No eran solo trazos sin pulso, no te diste cuenta que dibujaba cegado; calcando tu aura en natural manifestación. Luego el sonido muerto y la pausa intentando moverse; la verdad escapando y la realidad hálito; el miedo sin lugar y las mentiras sin conciencia; luego el tormento a la espera del final y el puñal congelado se queda atrapado en el eco del sonido muerto. No responde la respiración, quedó inhalada en algún sueño. La psicogeografía olvidada fue guiada por el subconsciente. Huir era abrazarse hasta las cenizas y el resultado aun sin entender que sinergia o antagonismo se aproxima; el resultado no siempre instantáneo.
No confundir , no hablo de la otra noche de sucesos ya repetidos, es sobre las otras tantas noches sin dormir, a la espera de que se apague el frío, que es indiferente a transeúntes cuerpos insípidos, con temor a la memoria y permanencia. La reflexión pierde el tiempo en soliloquios de preguntas, basta con escuchar lo que no se ha pedido, luego las derivas parecen redundantes. Poco es atípico y estandarizados van tus finales y comienzos, falta la parte en la que no se huye del percepto.
Daniel Villarreal
(El inicio del escrito fue tomado de un párrafo de otro escrito de mi autoría dándole otro contexto, ampliación y paráfrasis para acoplarse a lo siguiente de este nuevo…lo que sea. Puede sonar algo repetitivo el párrafo, si se leyó el otro escrito pero a quién le importa)
Desahogos 